PERSONAJES

no están todos los que son…

se relacionan algunas figuras que han destacado en momentos determinantes de nuestra historia , o que han contribuido a la difusión de nuestros valores por medio de sus creaciones o investigaciones.


Entre 1539 y 1545 los compromisos del emperador Carlos V le obligan a dejar la regencia de las Españas a su hijo, el futuro Felipe II, incluyendo entre sus recomendaciones seguir los consejos de Francisco de los Cobos, así, en 1545, por Real Orden se manda al concejo de Úbeda la repoblación del sitio de Cabrilla, por lo que parece notoria la influencia en tal decisión del entonces secretario imperial, don Francisco de los Cobos, a quien podemos considerar por éste hecho el primero de los personajes determinantes en la historia local. Muy cercano a Francisco Salido Herrera, regidor de Úbeda y caballero veinticuatro de la ciudad de Granada y Veedor de las fortalezas del reino de Granada, fundó en nuestro pueblo un señorío que posteriormente se convirtió en obra pía, llegando hasta tiempos relativamente recientes.

La vida de esta tranquila aldea transcurriría sin sobresaltos hasta el 19 de enero de 1637, cuando un arriero que transportaba las pertenencias del recién nombrado corregidor de Guadix, don Jerónimo de Sanvítores, se hospeda en el mesón de María Rienda. Entre esas pertenencias llevaba un lienzo del Cristo de Burgos y tras ser impelido, el arriero terminó abriendo la caja que lo transportaba. María, que tenía una manquedad oró ante la imagen, obrando ésta un milagro por el que recuperó la movilidad en su brazo. El pueblo al unísono tomó la imagen y la colocó en su iglesia.

A partir de ese momento los hechos se desarrollaron en torno a la disputa entre el legítimo dueño del lienzo y el pueblo llano que se lo había apropiado. Finalmente y tras unas hábiles negociaciones llevadas a cabo por el prior de la villa, Francisco Palomino de Ledesma, y el obispo del momento, Baltasar Moscoso y Sandoval, el lienzo quedó en la villa de Cabra a cambio de una serie de prebendas para el propietario. El astuto prior no desaprovecharía tampoco la ocasión para promocionar su santuario, motivo por el que desde entonces se modificó el nombre del pueblo, añadiéndosele el apellido de su celestial titular y Cabra del Santo Cristo se convirtió desde entonces en una villa-santuario a la que acudirían peregrinos de buena parte de los territorios del Sur-Este peninsular.

Pero esta historia llevaría aparejados bellísimos capítulos como el que protagonizó la madre Marta de Jesús (1590-1666) y su discípula Beatriz Gerónima de la Concepción. Impregnada de aquella mentalidad barroca, se entregó al socorro de los demás. Recordemos que al santuario de Cabrilla acudían multitud de peregrinos, algunos en precario estado, por lo que fundó un hospital de transeúntes. Pero Marta de Jesús también auxilió a los propios vecinos y fundó una escuela de primeras letras, terminando sus días en Sevilla, donde funda junto a Beatriz, su fiel seguidora, un hospital de impedidas que aún hoy, 350 años después mantiene vivo su espíritu.

La vida política de la Restauración tuvo su reflejo en Cabra con la alternancia en el ayuntamiento, ocupando cargos por el partido Liberal interesantes personajes como Ildefonso Rodríguez Contreras (1791-1876), o el popularmente conocido como “tío Miguel Rodríguez” (1831-1925). En lo cultural y en lo demográfico esta centuria será determinante, con la llegada de algunos relevantes personajes como Ramón Rodríguez Perea (1831-1910), o el prior Juan José Pugnaire (1824-1900), quien escribe una interesante historia del Cristo de Burgos y de su Santuario y da un nuevo impulso a la devoción regional a partir de su llegada en 1860. Fernando Gámez Vera (1844-1917) será un cronista de su tiempo que nos legó interesantes estudios y testimonios materiales sobre la historia local, especialmente determinantes los referidos a la prehistoria y a la historia antigua. Pero si un personaje de Cabra es hoy conocido y reconocido hemos de pensar en Arturo Cerdá y Rico (1844-1921), el fotógrafo apasionado como se le ha llamado en alguna ocasión, que nos legó una interesante obra, testimonio gráfico de nuestra historia y fuente inagotable para el estudio antropológico y social de aquellos años a caballo entre los siglos XIX y XX. Otro cabrileño que destacó como político fuera fue Saturnino Cerdá Serrano (1875-1937), hijo de Arturo Cerdá, aún mantiene una calle a su nombre en la localidad alicantina de Monóvar donde fue alcalde.

Importantes cotas alcanzó Fernáncruz (1896-1936) en política, llegando a codearse con el mismísimo rey Alfonso XIII y viéndose envuelto, por casualidad, en uno de los episodios que desencadenaron la Guerra Civil, el asesinato del Teniente Castillo. A nivel local hemos de destacar la labor política de Arturo del Moral Fernández (1895-1971), quien ejerció como alcalde durante la década de los cincuenta, realizando una excelente gestión por la que se dotó al municipio de importantes obras de urbanismo e infraestructuras. Otro maestro de imborrable recuerdo fue Antonio Luque Alaya (___-2020).

En lo artístico, el siglo XX nos dio algunos nombres como Alfonso Caro Caro (1940-1985), pintor y escultor que pese su temprana muerte nos legó una considerable obra cuya evolución desembocó en una interesante simbiosis entre lo divino y lo humano. El historietista y fotógrafo Francisco Hidalgo Bartau (1929-2009) fue el creador de personajes del cómic como el Doctor Niebla y recibió numerosos reconocimientos internacionales. Entre los artistas que actualmente continúan dando fuste al nombre de nuestro pueblo por medio de su obra hemos de destacar a Rafael Rubio Santoyo y a Juan Antonio Díaz López. El primero por su escultura, en buena medida expuesta en su bello estudio cabrileño y que supone una clara transición desde lo figurativo a lo abstracto, evolucionando también hacia el objeto encontrado como principal soporte. En lo referido a Juan Antonio Díaz posiblemente estemos ante uno de los más interesantes coloristas del panorama andaluz, aunque éste encuentra también en la fotografía un medio idóneo de expresión.

En el ámbito académico destacan otros dos nombres; Lázaro Gila Medina, historiador del arte es hoy un destacado estudioso del renacimiento y el barroco andaluz e hispanoamericano en el campo de la escultura con una extensa bibliografía, y en su día, pionero en los estudios sobre la historia local. Para finalizar, la investigación antropológica y los estudios relacionados con los cuidados de la salud encuentran en Manuel Amezcua Martínez uno de los máximos exponentes de España e Hispanoamérica.

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