Datos extraídos de «El Mayorazgo de D. Francisco Salido Herrera». Autor: Rosario Raya Pugnaire, Contraluz: Revista de la Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico, ISSN 1698-8817, Nº. 4, 2007, págs. 115-122
Francisco Salido Herrera vivió durante la segunda mitad del XVI y los primeros años del XVII. Se trata de una figura muy interesante que incluimos en esta relación de cabrileños ilustres por las altas cotas que alcanzó en política y porque fue el fundador de un mayorazgo que utilizaba una parte de las ganancias de sus propiedades arrendadas para pagar las dotes y casar a doncellas huérfanas, atender a los pobres de la cárcel, así como a los niños expósitos y los pobres, tanto de Úbeda como de Cabra del Santo Cristo. Una figura que estudió la historiadora local Rosario Raya Pugnaire, quien ha publicado algunos artículos que nos han servido para obtener buena parte de los datos que aquí se publican, aunque también incorporamos algunas averiguaciones del historiador ubetense Gabriel Delgado Barranco.
Aunque no está claro, muy probablemente nació en Úbeda. Lo que sí sabemos por Delgado Barranco es que era hijo de Antonio Salido de Herrera “el Galán”, que fue Capitán de Infantería, Regidor de Úbeda y Contino de los Reyes Católicos (hombre allegado al Rey y su Casa). También sabemos que era vecino de la “Villa de Cabra” y que estaba casado con María de Olío y Zúñiga, hija de Diego de Olío, uno de los primeros pobladores de Cabra según consta en la Real Provisión que con fecha de 1553 habla de poblar Cabra “la nueva”. De hecho, también María, su hija, poseía una “vecindad” (terreno que se entregaba a cada poblador para que se quedara a vivir en la villa). Con ella, Francisco tuvo tres hijos: Andrés, Xerónima y Magdalena.
Era “Hijodalgo”, o sea, que pertenecía a la baja nobleza, y la hidalguía le venía de antiguo, ya que existen documentos en los que pide Fe de Hidalguía de su padre Antonio y de su abuelo, también Antonio, y ambos, además de hidalgos, fueron Regidores de la ciudad de Úbeda. El ser hidalgo tenía muchas ventajas en la España de la época, incluida la del verse libre de pagar ciertos impuestos, y es precisamente para este fin por lo que hace constar su condición en varios documentos.
Con fecha del 16 de abril de 1554, en Valladolid, Carlos V otorga una Real Provisión en la que, a petición de su padre, Antonio, “…vecino y Regidor de la ciudad de Úbeda, veedor y visitador de las fortalezas y casas fuertes del Reino de Granada…por su mucha edad e indisposiciones no puede seguir en el cargo… y suplica y pide…” que sea su hijo, Francisco Salido de Herrera, quien lo sustituya en el cargo. Carlos V accede a la petición pero, al no tener todavía Francisco veintidós años y ser considerado, por tanto, menor de edad para tomar posesión de su nombramiento, se ordena que, mientras alcance dicha edad, ejerza el cargo su suegro, Diego de Olío, vecino de Cabra. Francisco cumplió los veintidós años a finales de 1560 y a partir de esa fecha pasa a ejercer él directamente el cargo de “veedor y visitador de las fortalezas y casas fuertes del Reino de Granada desde la Alhambra hasta Gibraltar”. El cargo de “veedor” era lo que hoy podríamos considerar un Inspector pero con mucho poder y categoría como demuestra la siguiente orden de Carlos V: “…y por esta nuestra carta, mandamos al Conde de Tendilla, Capitán General del Reino de Granada…que os reciba por veedor de las dichas fortalezas y os dejen visitarlas y os muestren los tiros, armas y pertrechos y todo lo que tengan para la guarda y defensa de ellas y cumplan lo que por vos les fuere mandado …”. También llegó a ser caballero veinticuatro de la ciudad de Granada, un cargo equivalente a lo que hoy día sería regidor o concejal que estaba asociado a la nobleza y condición de quien lo ostentaba.
Según los datos publicados por Raya Pugnaire, sabemos que aquel mayorazgo tenía diecisiete cortijos situados en los términos de Cabra y Quesada, dos molinos: uno de aceite y otro de harina, las principales huertas de riego de Cabra, viñas, olivares y varias casas en Cabra y Úbeda. Es precisamente el historiador ubetense Juan Gabriel Barranco Delgado quien identifica una de esas posesiones con la casa de la calle Matillas, nº 4 de la ciudad de Úbeda.
Por Delgado Barranco sabemos que en ese mayorazgo se ordenaba que cuando por falta de sucesión se fuese a extinguir quería que el último heredero fundase con dichos bienes un convento de monjas franciscanas descalzas. Aunque Ginés Torres en su Historia de Úbeda….tomo II página 167, dice como doña Francisca Salido de Herrera y Viedma, que era la última de esta familia, por muchas gestiones que hizo para poder establecer el convento, no pudo lograr el permiso del Rey, por tanto, con todo lo que se componía el mayorazgo fundó la conocida Obra Pía de Cabrilla, de la cual se nombraba a los obispos de Jaén sus Patronos, siendo estos los encargados de nombrar a los administradores. Prosigue Gabriel Delgado dando detalles de su investigación, como que la casa residencia de esta familia, que era la de la calle Matillas 4, al no lograr convertirla en convento, doña Francisca la dejó para la Cofradía de San José de niños Expósitos de Úbeda a la que siempre habían beneficiado.
Algunos de los topónimos que aparecen en la cartografía histórica hacen referencia a este personaje, caso del cortijo de «don Francisco» (actual Hidalgo) que aparece en este plano del siglo XVIII, o el arroyo del mismo nombre, que era como se conocía aún a comienzos del pasado siglo el arroyo del Royo. La calle Herrera es probable que también deba su nombre a nuestro personaje.

Francisco Salido Herrera donó respetables cantidades para ayudar a sufragar los costes de nuestra iglesia, que por entonces estaba en construcción, y tanto él como su mujer se enterraron bajo el artar de la virgen. Una figura que alcanzó altas cotas en política y que dejó un mayorazgo para ayudar a los desfavorecidos (se terminó convirtiendo en una obra pía que llegó hasta las desamortizaciones del XIX), del que poco se conocía hasta que Rosario Raya «arrojó luz» con sus averiguaciones, que hacen de este un personaje digno de incluir entre los más destacados de Cabra del Santo Cristo.