Muchas son las dudas sobre el motivo de la llegada de Arturo Cerdá y Rico a Cabra del Santo Cristo, pues siempre se ha mantenido como cierta la versión que publicó Alfredo Cazabán en la revista Don Lope de Sosa, donde afirmaba que vino a socorrer a un hermano enfermo que trabajaba en las obras del ferrocarril. Pero algo no cuadra, pues Cerdá llega a Cabra en 1871, cuando aún faltaban décadas para el inicio del proyecto ferroviario, así que sospechamos que ese hermano, que era hombre de confianza del Marqués de Salamanca vendría realmente a atender otros negocios. Si nos situamos en aquellas coordenadas históricas, se trata del momento en que el gobierno establece medidas proteccionistas para el esparto español (1870), de ahí que se revitalizara una de las principales actividades económicas de Cabra, luego, es muy probable que esos negocios estuvieran relacionados con la compra y exportación del esparto cabrileño. No obstante, mientras se esclarece esa hipótesis, queremos acercarnos a otro episodio de la relación entre Cabra y Monóvar, gracias a esa interacción que establece la familia Cerdá, en lo que supuso un intercambio humano que se prolongará en el tiempo, como tendremos ocasión de comprobar, y que llegado el siglo XXI, tras el nombramiento de Arturo Cerdá como hijo adoptivo de Cabra se ha revitalizado.
Arturo Cerdá y Rico y Rosario Serrano Caro se casan en 1872 y tendrán trece hijos, de los que sólo seis sobrepasaron la infancia: Salvador (Cabra 1873-1918), Saturnino (Cabra 1875-Albacete 1937), Enrique (Cabra 1879-Granada 1942), Telesforo (Cabra 1885-Monóvar1952), Julio (Cabra 1887-1954) y Purificación (Cabra 1890-Guadix 1956). Arturo Cerdá siempre mantuvo fuertes vínculos con su pueblo natal, de manera que acudía puntualmente cada verano a pasar una temporada. Además, los negocios familiares requerirán que dos de sus hijos se terminen estableciendo allí, Saturnino y Telesforo.

Saturnino Cerdá Serrano regentó el conocido “Bazar Barcelonés”, un importante comercio que aparece en muchas fotografías de Cerdá y Rico, en cuya trastienda se organizaban numerosas tertulias. Pero, como ya hemos adelantado, su activa participación en la vida social lo llevó, primero a presidir del Casino de Monóvar en el año 1910, llegando a alcanzar la alcaldía en 1927. Cargo que ostentó hasta 1929. Así, en el número 20 del semanario local “La Cháchara” de fecha 11 de junio de 1927 se publicaba:
“En el salón de sesiones del Ayuntamiento y bajo la presidencia del señor Estrada, delegado del Presidente de la Unión Patriótica Provincial, se procedió por los afiliados a la elección de la nueva Junta en ésta localidad. El cargo de Presidente recayó sobre don Saturnino Cerdá…”
Pero es en el número 22 de fecha 30 de julio de 1927 cuando se publica el nombramiento del nuevo alcalde:
“… Don Saturnino Cerdá viene a ocupar el primer puesto de nuestra alcaldía en momentos difíciles en que pesa sobre nuestro pueblo la resolución de problemas de capitalísima importancia. Es digna de elogio por todos los conceptos la decisión de un hombre que como don Saturnino, pudiendo vivir por su posición independiente, la vida plácida, sin preocupaciones ni sobresaltos arrostra gallardamente en aras de su amor cívico los sinsabores que casi siempre trae anejos la labor municipal… El pueblo ha visto con simpatía y agrado tal nombramiento y todos, sin distinción de clases, aguardamos una era de prosperidades para nuestro pueblo, al ser regentado por un hombre que como armas de lucha en su labor difícil, lleva la inteligencia, la actividad y la honradez.”
El 12 de febrero de 1928 se publican en La Cháchara algunos de los planes que tiene el nuevo alcalde, una vez que había vuelto de Madrid donde llevó a cabo importantes gestiones. Aunque reclamaba el apoyo unánime porque sería necesario pedir un importante préstamo, parece que tuvo una fuerte oposición entre algunos de los componentes de la corporación, pero finalmente sacó adelante la construcción de dos grupos escolares, “uno para niños y otro para niñas”, con viviendas para doce maestros. Pero, además, adelantó en esa entrevista su intención de acometer las obras de abastecimiento y de saneamiento, la ampliación del mercado de abastos, el arreglo de numerosas calles, una casa-cuartel para la Guardia Civil y un importante proyecto de ensanche de la población.
El 21 de febrero, el mismo semanario publica la segunda parte de la entrevista en la que habla detalladamente del arreglo de diversas calles, con el consiguiente “hermoseamiento de las aceras” que “serán de cemento”. Adelanta su intención de hacer un parque público que iría en el cementerio viejo y finalmente habla de otro proyecto estrella, el ensanche que ampliará el casco urbano de la ciudad por la zona donde irá ubicado el colegio.
El 31 de marzo de 1928 se publica lo siguiente:
Por el Ilmo. Ayuntamiento han sido adquiridos el solar y los edificios de D.F. Baeza lindantes con la fábrica del jabón Sol, para el levantamiento de los grupos escolares tan necesarios a nuestro pueblo por carecer hasta hoy de locales espaciosos e higiénicos en donde acoger a nuestros hijos y darles la preparación cultural que las modernas generaciones exigen.
Se nos asegura que en plazo no muy lejano se emprenderán las reformas de otras calles que como la de Mosen-Juan y la del Teatro han de constituir una nota de embellecimiento y urbanización y una comodidad que todos hemos de agradecer a la incesante labor de la Comisión de Ornato que vela por el mejoramiento posible de la ciudad.
Ha sido concedido al Ayuntamiento por el Banco de Crédito Local domiciliado en Madrid, un crédito de 400.000 pesetas destinadas a un sinnúmero de reformas del pueblo como son: arreglo de calles, substitución de la cañería de conducción de agua a las fuentes, ampliación de la plaza de abastos, ensanche y alineación de vías públicas, restauración de las casas Consistoriales, reforma o construcción de cuartel para la Guardia Civil y otras más cuyos proyectos están en estudio.
Por todo ello y siendo ya hora de que nuestro pueblo entrase en un periodo de franca renovación al igual de las vecinas poblaciones, merecen nuestro pláceme don Saturnino y los demás señores del Concejo ya que tan acertadamente supieron interpretar el sentir del vecindario de cuyo esfuerzo no dudamos la cooperación al engrandecimiento tan fervientemente emprendido.

“Es escoles”, como también es conocido el colegio público Cervantes en Monóvar, es probablemente el proyecto por el que más se recuerda a Saturnino Cerdá. Pero, ¿por qué tenía Saturnino tanto interés en construir un colegio? Ello parece que obedece a su ideología, pues según Paül Limorti i Payà podemos deducir que Saturnino estaría cercano al liberalismo laico y republicano. Nada extraño, pues esa ideología liberal estaba muy arraigada en la familia Cerdá (no hemos de olvidar la estrecha relación de esta familia con el Marqués de Salamanca, quien fue nombrado Alcalde de Monóvar en 1833):
“Les escoles Cervantes que va construir pocs anys després de la mort de García un altre republicà, Saturnino Cerdà, justament l’alcalde que va col·locar el seu nom en un carrer, segueixen l’ideal que propugna en el seu escrit: escola pública i laica segons el model francès amb jardins amplis segons l’ideari krausista”
Según el catálogo de protecciones, patrimonio cultural, paisaje y patrimonio natural del Plan General de Monóvar, la escuela construida por Saturnino Cerdá está catalogada como “monumento de interés local” y los datos que aporta este expediente relativos a su historia son los siguientes:
El 30 de noviembre de 1927 la corporación municipal aprueba, a iniciativa del alcalde Saturnino Cerdá, la propuesta de creación de unas escuelas. El 26 de marzo de 1928 se compran los terrenos por valor de 32.000 pesetas. La Comisión Municipal Permanente en 20 de junio acuerda la iniciación de las obras, el 12 de julio se formaliza escritura pública y el 3 de agosto el pleno acuerda la construcción por vía de urgencia. En el transcurso de las mismas se introdujeron algunas mejoras en fachada y la construcción de una torre con reloj. La Real Orden de 9 de abril de 1929 del Ministerio de Instrucción Pública aprueba el proyecto con la subvención de 140.000 pesetas, respecto a un presupuesto total de 288.401,15 pesetas.
El primer curso escolar se desarrolló durante los años 1930-1931. Así pues, salvando los años de la guerra civil, en los que el colegio se convirtió en un hospital de sangre, esta escuela siempre ha mantenido su funcionalidad educativa. Este hecho ha convertido al colegio Cervantes en un lugar de referencia para generaciones de monoveros y monoveras. Al mismo tiempo, su particular arquitectura también le sitúa en un lugar privilegiado dentro del entramado urbano monovero.
Sabemos que Saturnino muere en Albacete a los 62 años, en plena Guerra Civil, aunque desconocemos si el motivo de su muerte tuvo que ver con la conflagración, no obstante, dejamos abierta la investigación sobre este cabrileño que entró por derecho propio entre los personajes ilustres de Monóvar y gracias a ello, una de las calles de aquel ensanche que él promovió, la que pasa junto al colegio Cervantes, aún está rotulada con su nombre.

- Cómo citar este documento
López Rodríguez, R. Breve semblanza de Saturnino Cerdá, el cabrileño que fue Alcalde de Monóvar. Disponible en: https://cabradelsantocristo.org/2020/06/01/breve-semblanza-de-saturnino-cerda/
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