Desde la Guerra Civil no se habían suspendido unas fiestas en Cabra del Santo Cristo, luego han tenido que pasar 82 años para que algo tan excepcional como esta pandemia elimine esta importante cita de nuestro calendario y es por este motivo que hemos pensado compartir algunos de los programas de fiestas editados a lo largo de este tiempo, no en vano se trata de importantes fuentes documentales para el estudio de lo local.
Comenzamos con el programa del año 1943, pero antes de adelantar aquellos datos más relevantes hemos de agradecer a Diego Perea Fernánedez la deferencia que tuvo al hacernos llegar un ejemplar del programa más antiguo conocido hasta el momento, pues ya nos hicimos eco en este sitio de un cartel que a modo de programa anunciaba las fiestas del año 1897, pero este es el primer documento que conocemos en formato programa de mano.
La foto de la portada ya es un excepcional testimonio, pues se ve una imagen de la plaza de arriba con el viejo quiosco de la música que hubo junto al Ayuntamiento. Por herencia de nuestros primeros pobladores, procedentes de la ciudad de Úbeda, las fiestas se celebraban entonces por San Miguel como es bien conocido y así se anuncian las «Grandes fiestas en honor de su patrono el Santísimo Cristo de Burgos durante los días 28 al 30 de septiembre y 1 al 3 de octubre de 1943».
La carga política es patente en todo el programa, pues no hemos de olvidar que acabábamos de salir de una guerra, aunque los textos tampoco están exentos de cierta autocomplacencia como por otro lado resulta lógico en una publicación de estas características. Eran aquellos «los años del hambre», cuando aún no había finalizado la Segunda Guerra Mundial y en España comienza una reconstrucción basada en la Autarquía. También eran los años más duros de la represión franquista, cuando el Nacional-Sindicalismo materializado en la Falange se hacía presente en todos los rincones de la vida cotidiana y este programa de fiestas es un claro testimonio.
Los versos que sobre el cautiverio escribió Ginés del Peral, que fueron tratados por Manuel Garrido en uno de sus trabajos para Contraluz, testimonian que esta historia también la escribieron los vencedores, pues aún habría que esperar casi cuarenta años hasta que llegara la concordia. Una lectura sobre la historia de la llegada del lienzo del Cristo de Burgos escrita por Sebastián Moreno ocupa varias páginas antes de que José Perez Soler, el entonces secretario, desgranara los principales proyectos, entre los que cabe destacar el recién estrenado mobiliario del consistorio y las repoblaciones forestales, aunque el proyecto estrella era el desvío del barranco de las Cuevas, obra de infausto recuerdo que motivó, que como consecuencia de la tormenta de 1950 se inundara una cueva en la que murieron cinco miembros de una misma familia. Los actos religiosos, culturales, lúdicos y deportivos se prodigaban durante aquellos días, destacando los grandes bailes de sociedad organizados por la Peña de Excautivos, así como «las más modernas y preciosas películas» proyectadas en el Salón Prim y la orquestina Hermanas Gracia cuya animadora cantaba y bailaba los más modernos couplets en el Salón Vico.
Arturo del Moral, como delegado de Auxilio Social escribió sobre las ayudas que esta institución prestaba, mientras que Manuel Herrera dedica al pueblo un texto de cierta calidad literaria y Joaquín Sánchez Albarracín trata sobre nuestra riqueza ganadera. No faltan algunos ripios literarios como no podía ser de otra manera y para finalizar, los anuncios publicitarios son un testimonio impagable de la incipiente actividad económica que por entonces ya tenía su motor en la industria del esparto.
Leer programa: https://es.calameo.com/books/0063543161f639e0adbf6