Juan José Pugnaire

(1834-1900. Prior e historiador)

El prior Pugnaire en la sacristía. Fuente: colección Cerdá y Rico.
El prior Pugnaire en la sacristía. Fuente: colección Cerdá y Rico.

Nació en 1834, en Pegalajar (Jaén). Prior de la villa entre 1860 y 1900, Juan José Pugnaire Ruíz fue un singular personaje de indiscutible talla intelectual que destacó por su empeño en la recuperación para este santuario del esplendor perdido. En esa línea, gracias a su gestión se impulsa la difusión a la devoción del Cristo de Burgos, así, poco después de su llegada vuelven a peregrinar las cofradías de Guadix, Jimena, Torres y Albanchez. Pero en relación con esa labor hemos de destacar su obra «Obra y Milagros del Santo Cristo de Burgos«, una publicación que supone una nueva y detallada historia escrita sobre el Cristo de Burgos y el Santuario de Cabra que a buen seguro contribuiría a su objetivo.

Cristo de Cabrilla del palacio del Marqués de la Rambla (Úbeda). Fuente: propia.
Cristo de Cabrilla del palacio del Marqués de la Rambla (Úbeda). Fuente: propia.

Esta faceta de historiador se completaría con su contribución a la iconografía que desde entonces más se identifica con el Cristo de Cabrilla, y utilizo esa advocación porque incluye tras el crucificado el paisaje del Nicho de la Legua y representa al arriero junto a la mula rendida, luego aquí no hay duda de que intencionadamente se alude al Cristo de Cabrilla. Utilizando términos actuales, la aparición de esta didáctica representación pictórica supuso una importante labor de «marketing», por lo que gozará de gran arraigo popular.

En lo referido a su labor pastoral, nada como una frase de Manuel Amézcua para definirlo; «celoso curador de la moral cristiana», pues fue consecuente con su cometido y protagonizó algunos episodios que así lo atestiguan. Vivió una época convulsa en lo político y al parecer tampoco se mantuvo al margen, tomando partido en alguna ocasión.

Al final de sus días promovió y costeó la erección de la nueva ermita del Nicho de la Legua, pues al trazar la nueva carretera, la antigua ermita quedó a unos 300 metros, de ahí que los asaltos y robos se incrementaran. Aunque era su intención levantar un pequeño templo, su economía no se le permitió, aún así realizó un considerable esfuerzo tal y como expresa en una carta al obispo. La nueva ermita del Nicho de la Legua se terminó en 1898, cuando aún vivía su promotor.

Según el acta de defunción falleció en la tarde del 12 de septiembre de 1900, encontrándose en su residencia de la calle de La Palma, a consecuencia de un infarto cerebral. Se le dio sepultura en el cementerio que para los sacerdotes existía «extramuros de esta población, o sea, la ermita de la Virgen del Rosario«.

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