El callejero del Instituto Geográfico y Estadístico de 1896

La obra fotográfica de Arturo Cerdá y Rico nos descubre el aspecto urbano de aquel pueblo que habitó nuestro ilustre fotógrafo, pero existe un documento cartográfico de gran valor que viene a complementar estas imágenes, resultando ambas fuentes fundamentales para que hoy conozcamos con bastante detalle cómo era Cabra del Santo Cristo en aquellos años finales del siglo XIX. Se trata del callejero realizado por el Instituto Geográfico y Estadístico en el Año 1896[1] .

Mediada la centuria, en el año 1842 Cabra contaba con 2.000 habitantes justos según el censo histórico del Instituto de Estadística de Andalucía, llegando a los 2799 habitantes veinte años después. Realmente significa un importante aumento demográfico, aunque ese crecimiento se vería acelerado, de manera que en el año 1877 la población de Cabra alcanza los 3472 habitantes, entre los que ya se encontraba Arturo Cerdá y Rico. Las obras del ferrocarril atraían mano de obra y ello era notorio en los censos sucesivos, así que para el año 1887 ya eran 3882 los habitantes, pero el pico máximo se alcanza en 1897, cuando se alcanzan los 4349 habitantes. Dos años después se inaugura la línea férrea, por lo que un buen número de obreros marcharían, algo que se refleja en el censo de 1900 cuando se experimenta una apreciable bajada de 253 personas, quedando el censo en 4106 habitantes.

Censos de población a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX en Cabra del Santo Cristo. Fuente: Instituto de Estadística de Andalucía, Consejería de Economía y Hacienda.

Para el año 1840, el casco urbano de Cabra apenas se había alterado desde el siglo XVII, cuando a las calles de La Palma, Herrera, Horno Bajo, Antolino, Padilla, Zacatín, Cobos, Real y Santa Ana, que componían el casco histórico de finales del XVI, se unieron las calles de Moya, Gila, Horno Alto, Barrio y plazuela de San Marcos, quedando la calle Real (alta) como vial que articulaba la nueva ampliación en sentido Oeste-Este, llegando hasta la misma plaza.

La emigración de aluvión procedente, mayormente de la provincia de Almería, sería uno de los principales motivos que justificaría este despegue demográfico, aunque las obras del ferrocarril vendrían a ampliar los lugares de procedencia. Cabe suponer que el casco urbano de Cabra se vería ampliado ante un aumento demográfico tan notorio, aunque hemos de tener en cuenta que por entonces Larva dependía en lo político de Cabra y que buena parte de esa mano de obra que vino para el ferrocarril vivía en lugares más cercanos a las obras.

Las cortijos, las cuevas de la estación de Huesa y las mismas estaciones del término acogerían a buena parte de los migrantes, pero también las cuevas localizadas en la parte alta del casco urbano de Cabra alojarían a gran número de estos. Un espacio anárquico en lo urbanístico donde las cuevas y las humildes construcciones se extendían a lo largo del barranco de las Cuevas, por la misma falda del cerro de San Cristobal, hasta la zona más alta casco urbano donde se encontraba la ermita de San Marcos.

Cabe suponer que por entonces se formarían las calles Cantarranas, San Blas y Santa Ana (alta), tramo éste último llamado calle de la Amargura en el plano del callejero que nos ocupa. Así, cuando se elabora este documento en 1896, Cabra tenía una parte importante aún sin consolidar desde las Cuevas hasta la calle de la Palma.

Callejero de Cabra del Santo Cristo en 1896. Fuente: Instituto Geográfico Nacional-AD.

Vemos como el grosor de las líneas de fachada nos indica las manzanas y comprobamos que la calle San Blas sólo contaba entonces con la hilada Este de casas, quedando un amplio espacio hasta las cuevas que se utilizaba entonces para la feria de ganado, de ahí que años después se denominara así la calle Feria. Cantarranas sí contaba ya con las dos hiladas de casas, mientras que el tramo intermedio de la calle Santa Ana, es entonces cuando se va consolidando tal y como apreciamos en esta secuencia fotográfica. Se aprecia por el centro de este vial «la Canal», una acequia que traía hasta el casco urbano las aguas del Nacimiento. ¿Acaso la calle Cantarranas debe su nombre a ello?

Llama también la atención la falta de viviendas en la hilada Este del tramo de la calle Antolino comprendido entre Cobos y Nicho, así como otros espacios como el de la siguiente foto tomada en la esquina de Padilla con Santa Ana.

Nos sitúa este callejero en suleyenda algunos enclaves como el lugar donde entonces se encontraba el cuartel de la Guardia Civil (calle Río), la escuela (junto al Ayuntamiento), así como otros lugares como la era de San Sebastián, el cementerio, la iglesia y el Ayuntamiento. Muy interesante también resultan las modificaciones realizadas en la toponimia siendo prácticamente la misma que la actual, pero con algunos cambios significativos, de entre ellos el que más me llamó la atención, el de la calle Amargura, que como he comentado se denominaba al último tramo de la actual calle Santa Ana entre Cantarranas y Feria (la cuesta de la Feria).

Para finalizar, la cruz de Guadix aún se mantenía en pie hacia 1910 en el entorno de la actual ermita de San Blas.

Cruz de Guadix (h. 1910). Cabra del Santo Cristo. Fuente: Arturo Cerdá y Rico.

[1] Término municipal de Cabra del Santo Cristo: [Plano de población]: provincia de Jaén, región Jaén/[Instituto Geográfico y Estadístico]. Versión original: 1 plano, ms., 40×48 cm. Instituto Geográfico Nacional-AD.

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