Una tabla con los datos de precipitaciones de los últimos veintiún años es, bajo mi punto de vista, el resultado de la inquietud de uno de tantos cabrileños cuya prosperidad depende en buena medida de las bondades del clima, por eso quiero iniciar este post dando las gracias a Juan Justicia y a su hijo Juan Miguel Justicia Fernández por ese tesón y por querer compartirlo con todos, así que intentaré tratar esos datos de manera que se puedan interpretar desde una perspectiva, más o menos científica con el objetivo de que sea lo más rigurosa posible.
Después de un ciclo de cuatro años con precipitaciones inferiores a 400 l/m2, en septiembre de 2017 ha terminado un año hidrológico bastante seco, tanto que según mi buen amigo Juan Justicia, en este mes se ha vuelto a secar por completo el manantial del Molino Barranco, con cuyas aguas se han regado unas 1300 olivas de manera simultanea durante los años que van de 2013 a 2015, quedando agua para mantener cierto caudal en el cauce de este arroyo. Ello responde, como tendremos ocasión de ver, a las escasas e irregulares precipitaciones, así como a la sobreexplotación del acuífero. Una escasez de lluvias que en buena medida obedece a su situación geográfica, al Sur-Este del macizo de Mágina, un accidente geográfico que a modo de barrera provoca que las borrascas atlánticas vean muy mermadas sus precipitaciones cuando llegan a esta zona.
Lo que me propongo abordar ya está más o menos publicado en algunos portales de internet[1], aunque pretendo explicarlo más detalladamente y, además, utilizar los datos que nos aportan nuestros buenos amigos porque suponen un plus, no en vano se trata de datos de precipitación reales, mientras que los datos publicados en la red son el producto, supongo que de alguna extrapolación, pues en Cabra no existe ninguna estación meteorológica oficial, hecho por el que lamentablemente no contamos con datos reales referidos a temperatura y por el que no tendremos más remedio que utilizar los publicados en la red.

Esta sería por tanto la tabla con los datos referidos a temperatura, donde tenemos las temperaturas mínimas, medias y máximas por meses, mientras que los referidos a precipitación los obviaremos porque son sensiblemente diferentes a los recogidos por la familia Justicia y que se detallan a continuación (litros/m2):

Creemos muy significativo el siguiente gráfico donde se reflejan estos datos anuales de precipitación, pues se aprecia una importante irregularidad al resultar habituales los años en los que se registran incluso menos de 300 l/m2, dato éste que se asemeja bastante al clima de Almería donde apenas se superan los 200 l/m2 al año.

Por contra, llaman la atención las abundantes precipitaciones del año 2009/10 y especialmente 2012/13, cuando se registran 848 l/m2. Por poner un ejemplo y para que nos hagamos una idea comparativa, se trata de una medición parecida a la de la precipitación media de Orense. Un episodio por el que volvieron a rebosar los manantiales que habitualmente están secos en este acuífero sobreexplotado y por el que nuestro paisaje lució un espectacular verde durante aquella primavera. Basta con la comparativa la zona de la cuesta de Los Ciruelos, uno de los lugares más secos del término donde la edafología y la escasez de precipitación ofrecen habitualmente un aspecto casi desértico.
La clasificación climática es un intento aproximado de diferenciar grupos climáticos que cuentan con unas características comunes. De entre las distintas posibilidades de clasificación climática, la de Köppen destaca por su simplicidad, utilizándose valores medios anuales de temperatura y precipitación para su clasificación y diferenciando los climas en pocas categorías.

La clasificación que se obtiene tiene distintas escalas, donde la zonal se identifica por las letras mayúsculas que se asignan a los cinco grupos climáticos básicos, mientras que una subdivisión de éstos introduce la variable precipitación, con lo que se obtiene la relación entre temperatura y precipitación. Finalmente, para obtener una mayor precisión climática se introduce una tercera variable que corresponde a las temperaturas que se registran en el mes más cálido y en el más frío, obteniéndose una tercera letra (al igual que la segunda, minúscula). Esos datos se representan gráficamente, expresándose las precipitaciones medias mensuales en barras, mientras que las temperaturas medias mensuales se representan como una línea.

La interpretación de estos datos se divide en varios apartados:
- Régimen térmico:
- la temperatura media anual es de 14,30º, lo que se corresponde con un clima templado.
- Julio es el mes más cálido del año. La temperatura en julio es de 24.9 °, mientras que enero tiene la temperatura promedio más baja del año, 5.7 ° C.
- Régimen pluviométrico:
- La precipitación media anual es de 428,14 l/m2.
- El reparto estacional sitúa las mayores precipitaciones en el invierno, resultando el verano muy seco.
- El mes más lluvioso es noviembre con 57,71 l/m2, mientras que el menos lluvioso es julio con 0,63 l/m2.
- Valoración de aridez:
- Según Gaussen se establece un mes seco cuando las precipitaciones son menos que el doble de las temperaturas, hecho que sucede en los meses de junio, julio, agosto y septiembre.
- Según Martonne: el índice para Cabra es 17,62, lo que equivale a un clima árido (más de 20: no áridos, entre 5 y 20: áridos y menos de 5: muy áridos ).
- Según Dantín-Revenga: el índice para Cabra es 3,34, que también equivale a un clima árido (menos de 2: húmeda, entre 2 y tres: semiárida, entre 3 y 6: árida y más de 6: subdesértica).
Con estos datos podemos decir que el clima en Cabra del Santo Cristo es cálido y templado. Que hay más precipitaciones en invierno que en verano y que de acuerdo con Köppen y Geiger su clima se clasifica como Csa, donde «C» se corresponde con clima templado donde la media del mes más frío baja de 18º, aunque es superior a -3º. «s» simboliza veranos secos, cuando los meses de invierno reciben más del 70% de la precipitación. Finalmente, la «a» significa veranos calurosos, que es cuando la temperatura media del mes más cálido supera los 22º. Resumiendo, Cabra del Santo Cristo tiene un clima templado con veranos secos (Mediterráneo), donde se notan las estaciones, siendo el verano la más seca porque las lluvias son muy inferiores a 30 mm. y el mes más lluvioso tiene tres veces más precipitación que el más seco. Con todo, con algunos matices que atienden a las características edafológicas en determinadas zonas, o a los pisos bioclimáticos propios de una zona de montaña, en la vegetación predominan las plantas mesotérmicas con adaptación a la sequía en la estación cálida
Como se puede comprobar, esta clasificación climática ofrece unos resultados con base científica cuya interpretación nos lleva a concluir la necesaria optimización de nuestros recursos hídricos, pues como vemos, las precipitaciones no son abundantes y resultan bastante irregulares, luego si seguimos sobreexplotando el acuífero a los niveles actuales (160% según un reciente estudio publicado en el número 10 de la revista Contraluz) podemos tener serios problemas de abastecimiento.
Una explotación de los recursos sostenible exige un riguroso control de las extracciones del acuífero y una adecuada política medioambiental, con infraestructuras como las depuradoras de aguas residuales para el óptimo aprovechamiento de este recurso vital, tal y como exige la normativa europea. Recientes episodios demuestran la concienciación, no sólo de la Administración, sino también de la ciudadanía, de ahí que hemos de afrontar el futuro con optimismo y confianza en que si el tiempo no nos juega malas pasadas estamos en la senda correcta.
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