Lecciones de la madre naturaleza

Cíclicamente comprobamos lo insignificantes que resultamos ante la naturaleza, especialmente cuando ésta desata su ira para recuperar aquello que le hemos arrebatado. Catástrofes naturales que normalmente se han visto agravadas por especiales circunstancias, tal y como parece que ocurrió en Cabra del Santo Cristo el 11 de agosto de 1950 cuando una fuerte tromba de agua arrastró gran cantidad de piedras e inundó una de las cuevas de la parte alta del pueblo con el fatal desenlace de cinco fallecidos, mientras que la fuerza del caudal también arrastró, aguas abajo y con fatales consecuencias, a un matrimonio. Siete víctimas que dejaron un imborrable y dramático recuerdo en la memoria colectiva y una catástrofe que posiblemente, siempre nos quedará la duda, se hubiera visto atenuada si las aguas enfurecidas no se hubieran encontrado con ningún obstáculo.

La laboriosidad y ansias de mejora de los que rigen los destinos del municipio han hallado fruto en las grandes mejoras…

…en la desviación del barranco de las Cuevas al barranquillo del Prior –necesidad de viejo sentida en este pueblo- que ha hecho posible la construcción de amplios y vistosos jardines –en proyecto- en la misma entrada de la población, a la que da aspecto de hermosura y señorío, creando con ello un lugar de reposo, donde al respirar el aire puro aromatizado por el perfume de las más ricas flores y plantas, medite el viejo, se ilusione el joven y se desarrolle y recree el niño…

Con estas palabras se expresaba el secretario del Ayuntamiento en el programa de las fiestas de 1943, año en que se concluyeron las mencionadas obras por las que se desviaba el cauce del barranco de las Cuevas al del Prior, a través de un canal que partiendo de la parte baja del barranco de las Cuevas discurría por encima de la humilde y entonces poblada barriada del mismo nombre hasta desembocar en el barranco del Prior. El proyecto se completaría con el adecentamiento mediante la construcción de jardines en la zona de barranco que discurría junto al casco urbano, también conocido en este tramo como «Rambla Sequilla». Una infraestructura, la del canal de desvío, que aún mantiene su huella en el paisaje y que se aprecia perfectamente en fotos de satélite, especialmente en las primeras que se hicieron en 1956.

Ortofoto con el trazado del canal de desvío
Ortofoto de 1956 donde se aprecia el trazado del canal de desvío

Vemos en la imagen la huella de un canal (marcado en naranja) que para entonces ya estaría en desuso, así como el comienzo de la obra acometida en tiempos del Alcalde Arturo del Moral (1952-1963) por la que se encauzó el barranco, respetando su cauce natural, por medio de una sección de unos siete metros de ancho y una altura media de un metro y medio. Una obra que persiste, aunque se cubrió en parte durante la pasada década de los ochenta.

La prensa se hizo eco de la desgracia, siendo varios los periódicos de tirada nacional que publicaron la noticia:

Una familia compuesta por el matrimonio y cinco hijos pereció arrastrada por las aguas del río, próximo al pueblo de Cabra del Santo Cristo. Al parecer todos dormían cuando fueron sorprendidos por la impetuosa riada producida. En esta zona quedaron arrasados cuatro kilómetros de terreno de cultivo y cortado, en una extensión igual, el camino vecinal que une el pueblo con la estación ferroviaria.

En estos términos se daba la noticia el 13 de agosto de 1950, dos días después de la tragedia, en el diario ABC y en La Vanguardia, las dos cabeceras nacionales que se hicieron eco de ello, mientras que el 14 de agosto publican el hallazgo de una de las víctimas que permanecía desaparecida.

Ha sido hallado el cadáver de una de las víctimas de las tormentas del viernes último en Cabra del Santo Cristo. Se trata de Blas Hermoso San Juan, cabeza de familia del matrimonio arrastrado por las aguas. El cadáver fue hallado flotando sobre el Guadalquivir, cerca de la estación de Jódar, a más de 40 kilómetros del lugar de la desgracia.

Las imprecisiones son notorias, pues la tormenta no se produjo de madrugada, ni todas las víctimas pertenecían a la misma familia, informándose también en la escueta nota y dedicándole además casi el mismo espacio que a las víctimas, sobre los cultivos arrasados y una única infraestructura afectada, la carretera de la estación, obviando cualquier información sobre el fallido canal. Sin duda resulta muchísimo más precisa si queremos conocer en detalle lo que sucedió la información que nos ofrece el pliego de cordel que escribió Lorenzo Hernández, conocido por todos los cabrileños como “el romance de la nube”.

Un suceso histórico cuya inmediata consecuencia motivó el abandono de aquella obra hidráulica tan celebrada en 1943 y la proyección y posterior ejecución de las obras de encauzamiento del barranco de las cuevas a su paso por el casco urbano de la localidad, que fueron aprobadas en mayo de 1954, por un importe de 515.357,74 pesetas. Una obra necesaria para evitar más desgracias y que hasta la fecha ha cumplido perfectamente su cometido.

El barranco de las Cuevas encauzado a su paso por el casco urbano de Cabra
El barranco de las Cuevas encauzado a su paso por el casco urbano de Cabra
Ortofoto actual donde se marca el trazado del fallido canal (naranja) y el encauzamiento del barranco (morado)
Ortofoto actual donde se marca el trazado del fallido canal (naranja) y el encauzamiento del barranco (morado)

Una respuesta a “Lecciones de la madre naturaleza

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  1. Yo soy un sobrino del matrimonio que el agua arrastro desde Cabra del Santo Cristo asta pantano de Jódar mis queridos tíos Blas y Bernardina.,

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