Un cartel de las fiestas de 1897

Han pasado 120 años desde que se editó este cartel de tela, de unas dimensiones próximas a 55 x 120 cms., está pintado a mano con carboncillo. Enmarcado, formaba parte de la decoración de una casa cabrileña donde lo encontré hace unos años, de manera que lo fotografié porque lo consideré un interesante documento que, aparte del valor estético, nos aporta una fidedigna información sobre aquellas fiestas de finales del XIX.

Cartel de las fiestas de Cabra del Santo Cristo de 1897

Era el año previo al del desastre por el que España perdió su imperio y el hecho más noticiable fue la muerte del entonces Presidente del Gobierno y padre de la Restauración Borbónica, Antonio Cánovas del Castillo, asesinado por un anarquista italiano en el balneario guipuzcuano de Mondragón el 8 de agosto. Le sucedió en un gobierno transitorio su correligionario Marcelo Azcárraga, hasta que el 4 de octubre, coincidiendo con el final de las fiestas de Cabra vuelven al gobierno los Liberales de Sagasta.

En la parte superior-izquierda aparece el nombre de la localidad junto al escudo que por entonces se usaba, que no era otro que el de Castilla y León, pues desde que Cabra pasó a ser villa de Realengo (1778) utilizaba este blasón, tal y como era costumbre desde la época medieval en la corona hispánica. Ni la implantación de la unidad jurisdiccional a partir de las Cortes de Cádiz motivó que se cambiara, así que en Cabrilla se continuó empleando este escudo de armas.

Una bailarina de rasgos clásicos aporta un plus artístico a la composición que se completa con el texto escrito sobre un cartel que por esta parte, la superior-izquierda, se dibuja como si estuviera roto. Un recurso por el que un cartel se inserta dentro de otro cartel donde se lee el principal de los titulares:

1897, Fiestas en los días 28, 29 y 30 de septiembre y 1, 2 y 3 de octubre.

PROGRAMA

Bailes de sociedad e iluminación daban la bienvenida el día 28 de septiembre a los días grandes. Pasada la víspera llegaba el día del patrón, que por entonces y desde la repoblación de la villa era San Miguel, patrón de Úbeda y por ende, de Cabrilla, hasta 1972 en que se decidió cambiar.

Lo que no había cambiado desde 1637 era el fervor popular al Cristo de Burgos y todo pese a que ya se trataba de una fiesta muy venida a menos. Lejos quedaban aquellos años en los que peregrinaban decenas de cofradías desde los puntos más dispares de la geografía regional. Y es que con la llegada del siglo XIX, primero con la Guerra de la Independencia y después con las Revoluciones Liberales y las incesantes Guerras Carlistas, lo que fue un importante centro de peregrinación a duras penas se mantenía. De tal forma que en 1860 sólo quedaban las dos cofradías locales, tal y como expresó el Prior Pugnaire (1824-1900) en su «Obra y Milagros del Santo Cristo de Burgos«. Fue el celo de este personaje el que motivó que volvieran algunas cofradías, como las de Guadix, Jimena, Torres y Albanchez, seguramente las mismas que peregrinarían en aquel 1897 que nuestro cartel anunciaba: «Día 29 – Peregrinación procesional de varios pueblos al Cristo de Burgos«.

El día 30 se quemaba una colección de fuegos artificiales y se organizaban carreras de burros. De este manera se ponía fin a los días más «religiosos»; la víspera del 29, cuando llegaban las cofradías con nuestro popular Pinchauvas, que venía con Guadix, y el día de San Miguel, cuando se celebraban los cultos que terminaban con la procesión.

Cuando llegaba octubre comenzaban los días más lúdicos en los que los toros protagonizaban la fiesta, de manera que en tiempo record se instalaban vallas y andamios en la plaza para albergar los festejos taurinos y así se anunciaba en el cartel bajo el dibujo de un toro; el 1 de octubre de 1897 había programada una diana, una capea de reses bravas, cucañas y bailes. El 2 de octubre había carreras de cintas, pero el 2 y 3 de octubre eran los días reservados a las corridas de toros, así se anunciaba «una capea y cinco hermosos novillos de una ganadería muy acreditada» en la que «se capearán y matarán por La Taurina dos«. Cerraba nuestro viejo cartel el típico texto final de las reservas de la organización, para terminar con otro dibujo, en este caso de un encierro en el que aparecen dos toros y un atrevido personaje.

Una fecha la de nuestro cartel que coincide con los años en los que Arturo Cerdá y Rico se inició en la afición a la fotografía. Precisamente uno de sus reportajes nos muestra esas escenas de las fiestas de 1906 como si de fotogramas de una película se tratara. Un impresionante testimonio gráfico que publicamos junto con este cartel para deleite de tantos cabrileños que hoy, cuando se cumplen 120 años desde su edición se disponen a celebrar sus días grandes. ¡Viva el Santo Cristo de Burgos!, ¡Feliz Feria y Fiestas 2017!

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