Tenemos la suerte de contar con un archivo fotográfico excepcional que se remonta a los años finales del XIX, gracias al que en buena medida hemos ido completando la evolución urbana de la localidad. Pero hoy vamos a utilizar las fotos que hiciera Sebastián Moreno durante las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo para compararlas con el estado actual.
El doctor Caro Perales describe cómo era nuestro caserío en 1923:
La mayor parte de las fachadas y de las habitaciones interiores de las casas, están enlucidas con yeso, y las blanquean con frecuencia.
Aquellas viviendas solían tener dos plantas más las cámaras propias de las casas de los agricultores y propietarios. Los cimientos eran de piedra y se construían con tapial que luego sería blanqueado. Podían tener dos puertas de acceso para separar la entrada de los animales, aunque lo habitual es que sólo fuese una, por la que a través de un suelo empedrado, se pasaba a la cuadra y corral donde se ubicaban las zahúrdas y gallineros. La entrada era a menudo zaguán y cocina, donde se ubicaba un hogar y un vasar ( o alacena). Salvo en las casas más humildes que contaban con una sola planta, los dormitorios solían estar en la primera planta, donde un entresuelo realizado con vigas de madera y cañizo con un suelo de yeso los separaba de las cámaras, cuya escasa altura no era suficiente para considerarlas una tercera planta. El exterior estaba horadado por la puerta y por pequeñas ventanas, que en determinados casos podían convertirse en balcones que a menudo se adornaban con macetas.

Corría el año 1973 cuando Cabra del Santo Cristo obtiene (junto a Quesada) el primer premio del XIV concurso provincial de embellecimiento de pueblos del Santo Reino y conservación de la vivienda rural1. Este concurso tuvo su origen en 1960 y con su celebración creemos que se buscaban varios objetivos:
- Fomentar el embellecimiento: Impulsar el cuidado y mejora estética de los espacios públicos de los pueblos, incluyendo fachadas, calles, plazas, jardines, etc. Con ello se contribuía a mejorar la imagen y el estado de conservación de muchos pueblos de Jaén, haciéndolos más atractivos visualmente.
- Conservación de la vivienda rural: Promover la rehabilitación y mantenimiento de las viviendas tradicionales, respetando la arquitectura y el patrimonio local. Esto es crucial para preservar la identidad y el carácter de los pueblos, pudiendo servir de catalizador para que los particulares invirtieran en la rehabilitación y mantenimiento de sus propiedades con riguroso respeto a los cánones arquitectónicos.
- Mejora de la calidad de vida: Contribuir a crear entornos más agradables y habitables para los ciudadanos.
- Estimular el orgullo local: Incentivar la participación ciudadana y el sentido de pertenencia, fomentando que los habitantes se impliquen en el cuidado de su pueblo. Ganar o participar en este concurso supuso el reconocimiento y prestigio que a menudo se tradujo en un mayor orgullo local y un sentido de comunidad.
- Atracción turística: Un pueblo más cuidado y estéticamente atractivo puede generar un mayor interés turístico, lo que repercute positivamente en la economía local. Si se hubiera continuado promocionando estos valores se habría ayudado a generar una mayor conciencia sobre la importancia de conservar el patrimonio arquitectónico y cultural de los pueblos.
Muchos cabrileños recuerdan con orgullo aquel premio cuyo galardón adornó la alcaldía durante décadas. Pero las necesidades comenzaron a cambiar. Cada vez había menos animales que eran sustituidos por vehículos y maquinaria agrícola y las casas se fueron adaptando, asi que comenzaron a proliferar los grandes portones que daban acceso a improvisados garajes. Por otra parte, las necesidades de abastecimiento cambiaron, así que cada vez se almacenaban menos alimentos. Era el momento para establecer unas normas urbanísticas y hacer que fueran respetadas, pero no fue así, de manera que llegó el tiempo en que se relajó el celo por mantener nuestra esencia y la blancura de la cal comenzó a desaparecer de nuestras fachadas, mientras que, cada vez, con mayor frecuencia comenzaron a verse materiales impropios y volúmenes que destrozaban la estética tradicional. Hasta el punto de que algunos espacios se han visto tan modificados que cuesta identificarlos en las fotos tomadas hace tan sólo algunas décadas.
Gracias a algunos edificios patrimoniales y a una primera transformación arquitectónica producida a principios de siglo XX a raíz de la construcción de la casa de Cerdá y Rico aún mantenemos cierto atractivo en nuestras calles más céntricas. El resto, sabemos cómo eran, así que dejamos las imágenes comparadas con fotos extraídas de Google Maps para que cada cual saque sus conclusiones.






















































- Hemeroteca del Diario Ideal. Cabra del Santo Cristo y Quesada, primeros premios del concurso provincial de embellecimiento de pueblos. 6 de diciembre de 1973. Información local, página 11. ↩︎




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