A poco que ahondemos en nuestra historia comprobaremos las buenas relaciones de vecindad entre Cabra del Santo Cristo y Jódar. Muy ilustrativo de ello resulta un artículo publicado por Ildefonso Alcalá Moreno[1] en la revista Contraluz[2] donde se expresa la constante revisión y mantenimiento de la Mancomunidad entre ambos municipios para el aprovechamiento conjunto de sus riquezas. Acuerdos por los que se permitía a los de Jódar coger esparto en término de Cabra y a los ganaderos cabrileños llegar hasta el Jandulilla, pudiendo hacer lo mismo los de Jódar, hasta divisar la villa de Cabra, obteniendo ambos el privilegio además de cortar leñas secas y los de Cabra de hacer ceniza (la ceniza se utilizaba para la fabricación de jabón, pues hubo dos fábricas hasta bien entrado el siglo XX).

El mismo Ildefonso quiso ver esa hermandad en el paisaje compartido, concretamente en un accidente geográfico con un hermoso nombre; “Las Dos Hermanas”, dos elevaciones con un único topónimo divididas por la línea imaginaria que parte ambos términos municipales. Así, «la Hermana» más puntiaguda está en término municipal de Jódar y «la Hermana» en cuya cima se encuentra el vértice geodésico está en término de Cabra. De esta manera, jodeños y cabrileños tienen en Las Dos Hermanas lo más ilustrativo de su geografía compartida, pero hay otro episodio que dejó su huella en el territorio y que denota esas históricas buenas relaciones.
Eran los tiempos en los que numerosos arrieros cabrileños comercializaban el vidrio, el esparto, o las piedras de afilar que aquí se producían por buena parte del viejo Reino de Jaén y aledaños, cuando aún se vadeaba el río Jandulilla por las cercanías de Rincón Blanco. Muchas debían de ser las dificultades y penurias que tendrían que pasar aquellos viajeros que transitaran por estos ásperos caminos, entre otras causas por su mal estado, pues a las dificultades orográficas y meteorológicas había que añadir la falta de recursos que durante siglos acusaron, pues eran los municipios los encargados de su mantenimiento y esto queda perfectamente explicado en un expediente que encontré en el Archivo Histórico Municipal fechado en julio de 1784[3]. En éste se detallan los gastos necesarios para arreglar los caminos que pasaban por el término municipal de Cabra después de un invierno con fuertes temporales que debió afectarles seriamente.
Se habla del camino que se dirigía a Granada y que discurría por este término «por espacio de media legua«, de otro que iba a Guadix «de una legua«, así como otro que conducía a Baza y el reino de Murcia «de dos leguas y media», y otro a Quesada y Cazorla «de una legua y media«. Pero el más importante según se expresa en el mencionado expediente es el que nos ocupa:
Otro camino que sale de esta Villa para las ciudades de Jaén, Úbeda, Baeza, Mancha de Toledo y otros lugares que es el que más se usa por estos naturales, y forasteros por el Puerto Doctor corre hasta el río Jandulilla, dos leguas de distancia, cortando parte del termino de las Villas de Solera y Jódar, y como la primera no lo usa, y de la segunda se podrá concurrir con la mitad de gastos, que se ofrecen en su termino por los leñadores y cogedores de esparto que lo usan, le consideran precisar hasta salir del termino de Solera y mediar el de Jodar…

Es en su parte final, donde se expresa la necesidad de un puente sobre el río Jandulilla:
Y por lo que pueda contribuir a el Real Servicio, y Beneficio comun de los Basallos de su Majestad, que Dios guarde, informamos que en el expresado río nominado Jandulilla, que corre por el termino de la Villa de Jodar, se necesita un puente para evitar las desgracias, y perjuicios que se han experimentado hasta de presente, el que podra construirse por el sitio de los Biarrales, en angostura que hai en el proporcionada, solo con el costo de los estribos de mampostería y rollizos, que todo ascendería a un mil Reales de Vellón.

Ese puente es el que hoy se conoce como “Puente de la Lata”, situado en el camino que va desde Los Pinares hasta Jódar, muy cerca del cerro de La Atalaya y del cortijo de Los Fierrales, lo que quiere decir que a partir de aquella fecha se utilizó esta variante, algo más larga, pero que en épocas de temporal evitaría vadear un crecido río Jandulilla por el histórico camino del Nicho de La Legua. Un puente que se mantiene en uso después de 235 años, aunque el original tablero de «rollizos de madera» tuviera que sustituirse por otro metálico, de ahí el nombre por el que se conoce actualmente este testimonio de las históricas relaciones de buena vecindad entre Cabra y Jódar.
- Cómo citar este documento
López Rodríguez, R. Tendiendo puentes. Disponible en: https://cabradelsantocristo.org/2019/12/01/Tendiendo-puentes/
[1] Cronista Oficial de la ciudad de Jódar y alma mater de la Asociación Saudar, entre otras muchas cosas.
[2] ALCALÁ MORENO, I. La mancomunidad entre Jódar y Cabra del Santo Cristo, una aproximación al desarrollo económico en Sierra Mágina. Revista Contraluz, nº 2. Torredonjimeno, 2005. Pág. 225-230.
[3] Archivo Histórico Municipal – Caja 211, carpeta 3. Testimonio de las declaraciones de los maestros que han practicado el reconocimiento de caminos del término y costo de su reparación. Cabra del Santo Cristo. 1784.
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